domingo, 2 de diciembre de 2012

La Manzanilla



La manzanilla es una planta herbácea anual de tallo erguido y ramificado, con pocas hojas muy divididas; en la parte superior del tallo aparecen cabezuelas aisladas, con un receptáculo abombado y hueco, en flores tubulosas amarillas y ligulas periféricas blancas. Su fruto es un aquenio. El tallo y las hojas de esta planta saben a hierba y son aromáticas; las flores son un poco amargas y despiden un olor suave que tanto la caracteriza; tal vez sea ésta la más popular de todas las plantas medicinales.

La planta como tal vegeta espontánea y abundantemente en toda Bolivia, en los campos, a lo largo de los caminos y senderos de montaña, preferentemente en terrenos áridos.

De los capítulos florales se extrae un aceite esencial rico en muchos principios activos que confieren a la planta acciones antiinflamatoria, antimicrobiana, carminativa, espasmolítica, antiulcerosa y ligeramente sedante. Es el primer remedio casero que se utiliza ante cualquier malestar digestivo, por lo que su uso está ampliamente extendido. Además, posee un principio activo amargo que le da a la planta actividad aperitiva, digestiva y colerética. En uso externo se suele emplear para tratar ojos irritados y cansados por el trabajo, el viento, las vigilias o el sol.

Está perfectamente indicada en: gastritis, úlcera gastroduodenal, espasmos gastrointestinales, náuseas, vómitos, digestiones lentas, meteorismos, nerviosismo e insomnio de los niños. Uno de los principios activos de la planta, el camazuleno, se utiliza hoy día en soluciones al 2% para combatir el asma bronquial de los niños, en inyección intramuscular.

Preparación y dosis

La forma más corriente de administrar la manzanilla es en infusión, que se prepara con media docena de cabezuelas por taza y administrándola lo más caliente posible, con o sin azúcar morena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario